Cuentos en KulturArt
Jano-------------------------------------------------------------------------
| NUNCA HE SUBIDO EN UN TREN de Jano | |
Nunca he subido en un tren.... ¡ayer subí! Un chillido de timbres me despertó en el andén, flotando sobre una ola de gente, que me depositó suave, en una de las dobles puertas devoradoras, de varios vagones en hilera. Me acomodo dentro y recién puedo hacerle caso a mi sorpresa, no me alcanzan los ojos para cogerla entera, uso las manos, los pies... aprehendiendo todo lo que pueda, una alegría nueva asoma en mi pecho y me desborda en el rostro, feliz, trato de calmarme, ¿qué hago aquí?, las personas son extrañas todas, pero una de ellas no lo será, lo sé; y cuando me doy cuenta de esto me sube un miedo adolescente del estómago, un miedo que tenía ya olvidado, una timidez de niño. Levanto la cabeza para cerrarle el paso y busco entre los tafetanes oscuros y los sacones grises, invernales -¡aquí no está!- ¿será en el otro?, luchando contra el temblor en mis piernas avanzo los vagones, voy pasando las caras, el tren va acelerando, y su ruido industrial, eléctrico, se me hace música, tal vez otra vez pueda detenerme, a ver pasar los paisajes. La gente se hace rala cada vez, una aquí, otra allá, y yo estoy cada vez más nervioso, por fin llego al último vagón, ¡ahí estará!, y me detengó un poco a tomar aire, a dejar el sudor de mis manos en la ropa. Tendrá que ser despacio, avanzo dentro, y al primer golpe de vista la veo, y ni siquiera sé como la he reconocido, pero el verla me calma un poco, cierro un poco los ojos, dejando que esta tranquilidad me llene, que termine de vencer a mis nervios, la alegría vuelve a mi rostro, pero el sudor de mis manos no me deja, la veo de espaldas a mí, mientras me acerco, hay poca gente, o tal vez yo no la veo, ella mira el paisaje, esta evocando algo, tiene un papel en la mano, sobre un libro, me siento enfrente, venciendo mis últimos miedos y se voltea a mirarme, un poco defendiéndose, un poco siendo curiosa tal vez, y su mirada tiene tanto peso, que tira mis armas al piso, entonces entiendo todo, su mirada transparente me lo explica. Entiendo el sudor de mis manos, las noches mirando al cielo, extrañando cosas que nunca viví, entiendo los sueños entregando todo, entiendo mi amor acumulado de años, explotando cada vez en una canción, en un poema; entiendo el susurro del mar en la noche, la luna llena entrando por mi ventana, los cielos de mil estrellas; la lluvia mojando mi soledad, diciéndome sueños al oido. Me entiendo a mi, con los brazos caidos a los costados, las palmas escondidas, ocultando los sudores de mi amor inocente, entiendo a mis ojos gritando: "¡mírame! ¡soy yo!..." y la entiendo a ella, los pelos caidos en la frente, sus ojos cristalinos, el alma desnuda, preguntando a viva voz "¿quién eres?" "¿Falta mucho?" -pregunto- tratando de silenciar mi pecho, de acallar los gritos de mi alma. "Poco" -me dice- volviendo a su ventana "no me invadas"; y ya la extraño tanto..................... Alcanzo a ver el papel en sus piernas y leo: "Quieres que escriba algo para ti, y puedo decirte mil palabras..." Ella voltea bruscamente "no me invadas", mete el papel en medio del libro y vuelve a su ventana, el gesto adusto... Pasa un rato y la veo voltear de pronto, buscándome.... pero ya no estoy....... estoy despertando en mi cama, y tengo aquel papel pegado al rostro -se durmió conmigo- y creo que nunca despertaré tan feliz; lo leo de nuevo: ".......Quieres que escriba algo para ti, y puedo decirte mil palabras......." Termino y reviso el sudor de mis manos, la alegría en mi pecho.... adoro ese papel, me acurruco en torno a él.... .........hoy dormiré feliz. Nunca he subido en un tren........ ¡ayer subí! Y ningún viaje nunca, podrá superar este. | |
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